A raíz de la creciente preocupación por el proceso de degradación detectado durante los años 70 en los bosques de los países industrializados se establece en 1985 el Programa de Cooperación Internacional para la Evaluación y Seguimiento de los Efectos de la Contaminación Atmosférica en los Bosques (ICP Forest), del que surge dos años después la
Red Europea de Seguimiento de Daños en los Bosques, Red CE de Nivel I.
El objetivo inicial de dicha Red era inventariar los daños producidos en las masas forestales arboladas por los efectos de la lluvia ácida, pero en los años posteriores se empieza a prestar también especial atención a la incidencia que los agentes bióticos (insectos, hongos, etc) y abióticos (nieve, viento, etc.) pueden causar en el estado sanitario de los montes.
Las evaluaciones realizadas con arreglo a métodos normalizados forman una importante plataforma para el intercambio de conocimientos sobre el estado de salud del arbolado en los sistemas forestales europeos. Los resultados y las recomendaciones derivados de estos trabajos constituyen la base científica para las decisiones políticas sobre el control de la contaminación atmosférica y otras políticas medioambientales de protección de nuestro entorno natural.
La Red Europea de Nivel I como labor rutinaria para el control del estado de salud de los bosques presenta sus limitaciones a la hora de esclarecer las relaciones causa-efecto dentro de un ecosistema, ya que el estudio del papel que juega la contaminación atmosférica, el clima o cualquier otro agente sobre la evolución de un bosque nunca puede plantearse como una ecuación de una sola variable. Todos los factores propios del medio interaccionan, apoyándose a veces, sumando sus fuerzas o incluso bloqueándose unos a otros. En esta dinámica juegan un papel fundamental la calidad del aire, el clima, el suelo, los microorganismos, los ciclos de nutrientes etc., factores que no es posible evaluar dentro de la Red de Nivel I.
Con objeto de paliar esta carencia se puso en marcha en Europa un sistema de parcelas permanentes para el seguimiento intensivo y continuo de los ecosistemas forestales, comúnmente denominada Red de Nivel II. Consiste en un pequeño número de parcelas donde se han de “realizar estimaciones y medidas numerosas y precisas, que caractericen la masa forestal.
Desde sus inicios hasta el año 2008, la Red II en España la formaban
54 parcelas, pero con la entrada en vigor en 2009 del proyecto Life+FutMon y las nuevas prioridades europeas, se decidió reducir el número de parcelas existentes en toda Europa e intensificar el nivel de detalle de los trabajos. Es por ello que
actualmente en España hay 13 parcelas de seguimiento intensivo,
dos de la cuales están
en Extremadura, concretamente en Villanueva de la Sierra y Majadas del Tiétar.